
Antología del Cielo
Autora: Griselda Espiro
Deseo
Una onda visceral expande
las imágenes del somos. Me recrea,
de afuera hacia dentro. Te abrazo,
y veo el abrazo como un movimiento autónomo.
No deseo conducirte ni que me conduzcas, deseo.
(Desde mi levedad,
ser leve.)
Posición
Hay un cielo aventajándome
y yo, cómoda, sujeta a mis amarras mansas.
Hay un cielo abrazándome,
y yo, práctica, echando raíces para no volar.
Hay un cielo dentro de mí,
y yo, pobre...
afuera de mí.
Alas
Alas son los brazos que abrazan
y las manos que obran el amor,
los ojos que miran con bien a pesar de la lágrima,
y las bocas que se lavan antes de hablar.
I
Que no pase de mí la vida
sin el relámpago de sus ojos
abriéndome cielos.
II
Que no pase de mí el silencio
de encontrarme para suceder.
III
Manos colmadas de horas vividas.
Silencios para escuchar otreidades.
Amor.
Vicisitud del viajero y ¿calma de hogar?
Debe haber algo de paz
al costado del camino.
Alma
Pluma de seda es el alma,
vuela si no se moja de lágrimas.
Bisagra de nácar,
y no se quiebra si abre la puerta para ir a jugar.
Escalinata de espejos
al irradiar una sonrisa.
Saeta de arcoiris
que pinta violetas y rosas cuando ama.
Mórame, alma.
Anhelo
Bajo la escuadra, mirar
(en un concierto de sediciosas libertades:
alas arriba, alas abajo, pico adelante)
sobre mullidas panzas blancas,
las patitas plegadas
de las aves que viajan al sur.
IV
Levar anclas y emerger hasta el cielo
para no morir
aferrada a un podría.
Una onda visceral expande
las imágenes del somos. Me recrea,
de afuera hacia dentro. Te abrazo,
y veo el abrazo como un movimiento autónomo.
No deseo conducirte ni que me conduzcas, deseo.
(Desde mi levedad,
ser leve.)
Posición
Hay un cielo aventajándome
y yo, cómoda, sujeta a mis amarras mansas.
Hay un cielo abrazándome,
y yo, práctica, echando raíces para no volar.
Hay un cielo dentro de mí,
y yo, pobre...
afuera de mí.
Alas
Alas son los brazos que abrazan
y las manos que obran el amor,
los ojos que miran con bien a pesar de la lágrima,
y las bocas que se lavan antes de hablar.
I
Que no pase de mí la vida
sin el relámpago de sus ojos
abriéndome cielos.
II
Que no pase de mí el silencio
de encontrarme para suceder.
III
Manos colmadas de horas vividas.
Silencios para escuchar otreidades.
Amor.
Vicisitud del viajero y ¿calma de hogar?
Debe haber algo de paz
al costado del camino.
Alma
Pluma de seda es el alma,
vuela si no se moja de lágrimas.
Bisagra de nácar,
y no se quiebra si abre la puerta para ir a jugar.
Escalinata de espejos
al irradiar una sonrisa.
Saeta de arcoiris
que pinta violetas y rosas cuando ama.
Mórame, alma.
Anhelo
Bajo la escuadra, mirar
(en un concierto de sediciosas libertades:
alas arriba, alas abajo, pico adelante)
sobre mullidas panzas blancas,
las patitas plegadas
de las aves que viajan al sur.
IV
Levar anclas y emerger hasta el cielo
para no morir
aferrada a un podría.
Paraná, Entre Ríos, Argentina, octubre de 2006-
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