GRACIAS POR FORMAR PARTE DE "COMO UNA LUNA EN EL AGUA"

marzo 30, 2009


SESIÓN ABIERTA
CON UN SEMÁFORO


Autora: Griselda Espiro


La claridad del cielo es sólo el recuerdo del día que se va. Vislumbro tempranas algunas estrellas destinadas al exilio por las luces de neón. Mis parpados guiñan en silencio las historias de regreso entre marquesinas, plaza y café.

Sigo aquí, tan patético como el reloj de la Casa de Gobierno o el pobre indio que danza para nadie en la rotonda más preciada. Ojo ambivalente que husmea ventanas y escaparates, me cuelo en las ventanillas de los autos y descreo de esas motos kamikases que usurpan los márgenes y juegan ruleta rusa.

Me conmueve el estoicismo del canillita de la esquina y me duele la incertidumbre del cartonero con su pequeño ayudante de pelito chuzo y ojitos de porqué.

Arco iris tricolor. Especie de mástil, director de orquesta entre caños de escape, bocinas y paraísos electrónicos que parodian el big bang, resisto urbanidad.

Testigo cíclico. Árbitro inexorable. Frontera de las almas súbditas a relojes con objetivos postmodernos… Como la de aquel hombre de saco oscuro que enciende un cigarrillo y desciende con el gesto para dejar su ángel a cubierto debajo de alguna baldosa. O la abuela quinielera, que logra imponer su bastón a pesar del ciclista que hace mountain bike en el cordón de la vereda.

Aquel adolescente de jeans gastados, ese de pelo negro, sale del ciber, no sabe bien para qué fue todavía pero dentro de un rato vuelve, mientras, refugiará su miedo de vivir debajo de un flequillo extraño y un sacón seudo gótico.

Ese malabarista esquizofrénico me tiene harto, despliega pelotas con absoluta anarquía, mezcla de David Copperfield con el Chavo del Ocho. Y el promotor del boliche... no me inspira confianza, es medio cargoso y suele distraerse con el escote de la señora del Megane azul, que dicho sea de paso, acaba de estacionar en doble fila.

Quiero a ese perro entre marrón y sucio que ahora opta por cruzar la esquina. Ese perro tiene sabiduría y me respeta más que cualquiera. Un bebé llora. Otro chico pide ir a Mc Donalds. La rubia de rojo se desencuentra con alguien y camina a paso ligero por San Martín y Laprida, frunce el seño, abre su bolso, saca el teléfono y esparce conjuros vía mensajes de texto.

Semáforo loco. Perenne emulador de árbol. Asterisco de un cielo bajo. Misionero irredento de la madrugada, los espero… y amanezco incauto, niño, como el eje de sus promesas mentirosas, como el regulador de sus apuros. El dueño. El que les da paso.




05-09-08

marzo 29, 2009



Cenicienta Now


Autora: Griselda Espiro



Vestida de fiesta
perdió la sandalia de cristal
cuando aún brillaba tenue
su sonrisa bijou.

Sola en la casa,
-¡hombres! –exclamó-
mientras colgaba con histeria indecorosa
sobre la percha rota de la magia
una foto, un anillo,
el lado frío de la cama,
una llave, un portazo
y deshilachado,
un perdón.

09-10-2004

marzo 28, 2009

Dispersión






Autora: Griselda Espiro

La miró porque necesitaba mirarla. Deslizó el aire del aliento con una mueca tímida, y siguió mirándola, en un permanecer sin deseo.
Ella volteó, insignificante, sin altas ni bajas: viva.
Él se acomodó en el gesto, y sopesó los indicios que no tenía con la luz de ese momento.
Ella le sonrió con la sonrisa libre, transfigurando la mirada en caricia y un raro aura, en promesa. No había distancia más corta que la de permanecer en él (en un permanecer sin deseo).

Dolientes del tránsito, fenecían las estrellas a trasluz de ventanillas empañadas, cuando las luces increcendo daban cuenta inexorable de la siguiente estación.
La mujer se levantó del asiento y volteó, significante, con altas y bajas, negada a la pequeña muerte.
Hacia él, el mundo. Hacia él, la respiración corta, el latido de galope, la sangre y la deliciosa quietud de un permanecer con deseo.
No tenía registro de lo que lo que le pasaba, pero quería que le pase. Tenía las prisas que anhelaba desobedecer, los mapas que le trazaron, y la euforia (vaticinada de lágrima).
No podía sucederle esta noche tan bella, al tiempo de la llegada.

Las luces terribles asediaban la penumbra íntima. Descenderá muy pronto. Descenderá. Y abajo, en el andén de cada día, sabe, los sueños callan.
El tren aminora la marcha, mientras los ojos más profundos le abren la tierra donde cada pisada. Ella opone la espalda, se sujeta. Compone una expresión anónima, sin faz, y resuelve no girar ¿para qué?
Él guardará el reflejo y los perfumes, tendrá tornasoles en su paleta de mañanas. A ella le quedarán los prismas de esos ojos cristalinos en un permanecer sin deseo.

El tren se detiene. Ella recibe un viento que le desenrosca la bufanda, saca la otra mano del bolsillo, se incorpora. Solivia el bolso, estruja el boleto, inclina la cabeza, y se eriza, cuando al cuello le suben como filo tres palabras: no te vayas.


20-06-06

marzo 22, 2009

Virtual




“Como en la infancia,
fuimos felices por error.”
Laura Wittner


Quién prioriza la llanura
en la sinuosidad de lo aparente.
A quién le importa que no sea luz propia
la ambivalencia del reflejo.

¿Cuánto tendrá de dibujado el amor
para que sea?

31-03-2007

Autora: Griselda Espiro

marzo 15, 2009

Pistas




Autora: Griselda Espiro


Hurgué los espacios que me dejaron, y acepté.
Al borde, cristal y piedra,
ausencia fui.

Cerré salidas y demoré destinos.
No supe potabilizar maneras ni esconderme.
Mentí las fórmulas para no suceder.

Aprendí a ser pequeña
y a nacer sin culpa
entre placebos convincentes y expectativas dudosas.

Yo, armadura oxidada
pero con las ranuras necesarias
para espiar los molinos de viento.

Con el relevo de los cargos y las herencias,
la conquista de querer a los demás, queriéndome,
la ventura renovada y el olor a fresco,
la pasión en los ojos y en el cuerpo,
el periplo de vivir,
o de morir hacia el intento.

26-05-2007

marzo 09, 2009

EL PORQUÉ DEL NOMBRE DE ESTE BLOG


Comparto con ustedes el Capítulo 7 de la Obra "RAYUELA" de Julio Cortázar.
Hete aquí, de su última oración, que tomo el nombre para este blog.

(Nota: Les confieso que desde que lo leí, fue inevitable que me enamorara de Julio Cortázar, ¡lo amo! jajaja. Disfrútenlo, ¡vaya manera de describir un beso!)


Capítulo 7 - RAYUELA

Julio Cortázar

Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.

marzo 07, 2009


Antología del Cielo



Autora: Griselda Espiro


Deseo

Una onda visceral expande
las imágenes del somos. Me recrea,
de afuera hacia dentro. Te abrazo,
y veo el abrazo como un movimiento autónomo.
No deseo conducirte ni que me conduzcas, deseo.
(Desde mi levedad,
ser leve.)



Posición

Hay un cielo aventajándome
y yo, cómoda, sujeta a mis amarras mansas.
Hay un cielo abrazándome,
y yo, práctica, echando raíces para no volar.
Hay un cielo dentro de mí,
y yo, pobre...
afuera de mí.


Alas

Alas son los brazos que abrazan
y las manos que obran el amor,
los ojos que miran con bien a pesar de la lágrima,
y las bocas que se lavan antes de hablar.



I

Que no pase de mí la vida
sin el relámpago de sus ojos
abriéndome cielos.


II

Que no pase de mí el silencio
de encontrarme para suceder.


III

Manos colmadas de horas vividas.
Silencios para escuchar otreidades.
Amor.
Vicisitud del viajero y ¿calma de hogar?
Debe haber algo de paz
al costado del camino.



Alma

Pluma de seda es el alma,
vuela si no se moja de lágrimas.

Bisagra de nácar,
y no se quiebra si abre la puerta para ir a jugar.

Escalinata de espejos
al irradiar una sonrisa.

Saeta de arcoiris
que pinta violetas y rosas cuando ama.

Mórame, alma.


Anhelo

Bajo la escuadra, mirar
(en un concierto de sediciosas libertades:
alas arriba, alas abajo, pico adelante)
sobre mullidas panzas blancas,
las patitas plegadas
de las aves que viajan al sur.


IV

Levar anclas y emerger hasta el cielo
para no morir
aferrada a un podría.





Paraná, Entre Ríos, Argentina, octubre de 2006-